La rebelión de la Piña
Por: Alfredo Elizarraras
Érase una vez, una ministra del máximo tribunal, que ostentaba un cargo muy importante en la impartición de justicia. Su sueldo era tan alto y gozaba de tantas prestaciones, que ni toda una vida laboral del mexicano promedio, podría alcanzar la mitad de lo que ella ganaba en un año. La Piña mayor, era la líder de la banda de Las Piñas, quienes aseguraban que tales beneficiosos, era en parte por su grandioso esfuerzo y dedicación a la impartición de justicia. Aunque muchos malintencionados, habían descubierto que la Piña mayor, jamás había litigado, antes de ingresar a la impartición de justicia.
Cierto día, un presidente malvado, declaró que no era justo para los mexicanos, que el erario se desperdiciara en los altos sueldos y prestaciones de los ministros, por lo que decidió encargarles a sus soldados y, sobre todo, al pueblo, apoyar al máximo para poder impulsar un paquete de reformas que afectarían la vida acomodaticia de todas las cabecillas de la banda de las Piñas. Esto resultó ser muy impactante para la banda de Las Piñas; ya que, los planes que ellos tenían para meter a sus familiares y amigos a trabajar en el máximo órgano de impartición de justicia se verían afectados con esa Reforma constitucional.
Es ahí donde comenzó la revuelta encabezada por La Piña mayor, quién bajo el discurso de que los trabajadores con menores ingresos que ella, serían despedidos con esa reforma, consiguió que los trabajadores comenzaran un paro con goce de sueldo. Así es, su gran esfuerzo al oponerse a la Reforma que le quitaría sus altos sueldos y grandes prestaciones merecían que se le siguiera pagando sin trabajar y entorpeciendo la justicia en todo el país.
Así fue como La Piña mayor creó a la banda de las Piñas, quienes, entre otras cosas, irrumpieron con lujo de violencia en la cámara de diputados, para intentar detener la Reforma que finalmente, fue aprobada y publicada en el diario oficial de la federación. No lograron detener la reforma al poder judicial, ni siquiera con los intentos de intimidación en contra del ya saliente presidente, genio organizador de tan malvada reforma.
Los Piñas, jamás lograron comprender, de donde venían la aceptación de aquel presidente, quién, excedía el promedio de aceptación al que estaban acostumbrados. De hecho, ningún expresidente podía superar los 30 % de aceptación y menos, a final de su mandato. La banda de las Piñas, pensaban que era brujería y hechizos malvados, los que embrujaban a más del 60% de la población, para seguirlo.
La rebelión de Las Piñas no pudo con el mandato popular, ni siquiera usando a los trabajadores de la ley, quienes terminaron comprendiendo que la Piña mayor, solamente los estaba usando para sus propios fines. Así es, la matrona de las piñas simplemente engañó a sus subalternos para que la ayudaran a no perder los privilegios de ella y de todos sus compadres.
Una lucha sin sentido que simplemente dejó ver a La Piña, como una ignorante de los procesos legales y peor aún, perversa al momento de ejercer la ley. Ya que, sus actos vacíos y argucias legaloides no ayudaron en la edificación de argumentos legales reales, que le fueran de utilidad para fortalecer la legalidad en nuestro país. Por el contrario, eso fue la prueba que todo mexicano necesitaba, para justificar la reforma al poder judicial, debido al uso malintencionado que La Piña mayor, hizo de la ley.
No podemos ni imaginar lo que esos jueces magistrados, hacían con los casos del ciudadano promedio que no tenía la oportunidad de pagar un juicio justo y que, si eran capaces de hacer, con aquellos que si podían pagar el precio que ellos les decían.
Así es, la Reforma al poder judicial, nos dejó ver la falta de preparación de la Piña mayor, por un lado y el uso faccioso de la ley, por el otro. Aspectos que nuestro presidente ya tenía muy presente, al momento de construir esa Reforma al poder judicial y más aún, entendiendo que fue AMLO, quién consiguió que la falta de ética en el ejercicio de la ley, de parte de los ministros, quedara expuesta ante todo el pueblo de México.