Las charlas de rutina
Alfredo Elizarraras
Hace poco, durante uno de tantos días comunes y corrientes de mi vida, tuve la oportunidad de charlar con alguien especial. Un individuo que pasaría desapercibido por cualquier persona, sin embargo, su grandeza estaba en sus ideas y su manea tan elegante de construir sus esquemas mentales. A continuación, pondré la charla:
- Buen día señor Andrés ¿Cómo se encuentra? ¿Ya va para el trabajo?
Don Andrés: Si amigo, llevo tiempo suficiente, te agradezco por preguntar. ¿Cómo marcha todo? ¿Cómo va el movimiento?
- Afortunadamente ahí vamos caminando, ¡ya sabe! Aunque nunca falta aquel traicionero que se la pasa pateando más al pesebre, antes que a los verdaderos adversarios. Es lo que no me agrada de esos personajes.
Don Andrés: Si, amigo, ¡lo sé perfectamente! Esos personajes siempre han existido y es gracias a esa mentalidad, que se han perdido grandes revoluciones sociales. Es gracias a ellos que, se inventó el dicho: “todo mundo tiene un precio”, pero está mal aplicado, porque unos se ponen la etiqueta y otros son etiquetados. Incluso se sobrevalora a la gente de pueblo como nosotros, siempre somos estereotipados y las ideas retorcidas de quienes odian al pobre, los lleva a pensar que pobreza significa despojarte de tu dignidad y ponerte el precio que más les gusta. Pero la realidad es otra.
- Así es Don Andrés, entiendo bien lo que me comenta y muchas veces me da tristeza pensar en eso, que somos tan ruines que, ni siquiera entendemos el significado de amor, empatía y respeto por la otredad. Preferimos el camino fácil, antes que el trabajo y el esfuerzo.
Don Andrés: Estás en lo correcto compita. Por ejemplo, ahí tienes al chango ese del Miley, se aprovechó de las necesidades de su pueblo, para llegar al poder y dime: ¿Valió la pena creer en sus mentiras? Ahora resulta que hasta el tesoro de Argentina se anda robando. Pero observa bien su personalidad… Está tan desordenado de su espíritu, que hasta se le aflojó la calaca cuando otro mandatario lo confrontó. El poder solo le ha servido para sacar a la luz su mentalidad retorcida.
- (soltando tremenda carcajada) ¿Es neta Don Andrés o lo dice en broma?
Don Andrés: Es neta compita, necesitó un buen pañal para retener toda la vergüenza que se le saló, más rápido que los acuerdos de Marko Cortés con Alito Moreno.
- ¡Uhhh qué caray! ¡Está cañón Don Andrés! ¡Qué caso tan triste!
Don Andrés: Si compita, lo peor es que esa vergüenza de presidente se parece mucho al de hace dos sexenios que nos gobernó. No salía de su arrogancia: “yo soy esto, yo soy el otro” y al final de cuentas, tienen que echarse porras ellos solos para avanzar. Lo malo de elegirlos es que los más afectados siempre son los de abajo y no me refiero a los gemelos.
- ¡Ahh que Don Andrés!, usted siempre con su humor tan ácido y su manera peculiar de explicarnos todo. Sinceramente, el tiempo se va muy rápido cuando hablo con usted. (lanzando una carcajada al final).
Don Andrés: Gracias compita, solamente me apasiona mucho el tema y debemos ser muy precisos con las explicaciones. También, es producto de mi trato con nuestros vecinos. ¿Tú crees que tú me entenderías igual, si yo estuviera encerrado en mi cuevita todo el tiempo sin salir a platicar con la pandilla? ¡Noo amigo!, Cuando te apasiona la política, es una falacia pensar que estar en un escritorio o saber decir choros, ya te hace bueno en esto. Al contrario, hay que salir, escuchar el sentir de la banda, entender sus necesidades y carencias. Pero hay que entender que no se trata de aventarse sus baños de pueblo, más bien, hay que estar con el pueblo al 100%, porque solamente así, entenderemos esa sensación tan hermosa de aprender de todos. ¡Hasta Miley, simuló tener cercanía con su pueblo! Así de fácil te la pongo.
- No pues sí, Don Andrés, en eso y lo demás le doy la razón. Ojalá y todos lo entendieran como usted y lo aplicaran aún mejor, poque hay quienes se sienten eminencias y ni siquiera saben tratar a la gente. Lástima que no todos aman este oficio tan hermoso. ¡Ni hablar! Esperemos que eso cambie poco a poco, porque ya no está bien seguir con los viejos vicios, ¡hay que avanzar!
- Pero en fin, ya veremos cómo va caminando la cosa. Don Andrés, me retiro. Como siempre, es un gustazo verlo y aprender de usted. A la siguiente que nos veamos, seguimos nuestra charla.
Don Andrés: ¡ándale compita! Cuídate y seguimos platicando después.
Terminando así, una de las mejores platicas con alguien que siempre me daba un nuevo aprendizaje.