El fortalecimiento de la 4T
Alfredo Elizarraras
Finalmente, el rumbo de la Cuarta Transformación se ha fortalecido aún más, de lo que ya estaba con nuestro presidente AMLO. Por un lado y después de haber sido tiranizados durante tantos años por la dictadura prianista, la maestra Delfina Gómez Álvarez finalmente toma protesta como nuestra flamante gobernadora en el Estado de México. Por el otro, la Dra. Claudia Sheinbaum, gana las encuestas que la convierten en la coordinadora nacional de los comités en defensa de la Cuarta Transformación.
Aunque, para la gran mayoría de los mexicanos, es muy difícil saber que el sexenio de nuestro presidente AMLO, cada vez está más cerca de terminar su ciclo. Debemos continuar y redoblar nuestros esfuerzos, para que la cuarta transformación siga creciendo. Es un derecho que nos merece AMLO, el mantener a flote este barco, aunque no esté él.
Debido a lo anterior, es fundamental que, desde las bases, sigamos con los trabajos que fortalezcan a la Cuarta Transformación. Ya que, el divisionismo y la fractura interna solamente van a terminar por entregar en charola de plata el 2024 a la oposición. Los comités de base, el toque de puerta, la constante capacitación política, solo por mencionar algunos.
Tomemos como ejemplo a la derecha. Pese a saber que la unidad es el único camino que se debe seguir en estos momentos tan decisivos, no han parado de fracturarse y traicionarse entre ellos. Es tanto el caos que impera en ese lado, que incluso la popularidad de su prospecto para el 2024, no ha levantado.
No conforme con ello, han surgido nuevos postulantes que, sin duda, terminarán diluyendo aún más, el voto de la aspirante predilecta de Claudio X. González. Por un lado, Eduardo Verástegui, un bombazo lanzado directamente por Donald Trump, quién siempre ha sido crítico de los partidos opositores tradicionales en México. Por el otro, el sonar de varias voces que comienzan a impulsar a Samuel García, de parte de movimiento ciudadano.
En pocas palabras, el objetivo de ahora en adelante del Sr Claudio no será la presidencia de la república, más bien, será una batalla contra reloj, para que ninguno de sus partidos apadrinados llegue a perder el registro en las siguientes contiendas electorales.
Una aspiración prácticamente nacida en ruinas y criticada incluso por el propio bando opositor. Es decir, una aspiración nacida para fracasar y peor aún, venida de aquellos partidos que, en su momento, representaron una hegemonía política en nuestro país. Sin duda, una total pesadilla que llegó como karma, después de descarrilar las aspiraciones de Beatriz Paredes.
Sin embargo, no es un mal que se haya gestado en este momento, es una consecuencia que fueron acumulando durante años. Jamás tuvieron preocupación alguna por fortalecer los lazos de unidad entre ellos como gobierno y la ciudadanía. Nunca llegaron a comprender la importancia de escuchar las necesidades de un pueblo que, durante años, se limitó a aceptar lo que ellos quisieron. Al contrario, su juego fue agresivo y autoritario.
Simplemente reprimieron toda inconformidad y voz disidente. Tal vez, pensaron que el pueblo ya estaba derrotado y no habría fuerza para cambiar el rumbo de aquella historia que comenzaron a construir desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, no fue por mera ocurrencia, que nuestro presidente lo mencionó con antelación: “la historia siempre nos juzga a todos” , él sabía con claridad que el juicio de la historia sobre los políticos, es el reflejo de sus actos. Si hay codicia e indisciplina al momento de tener el poder político en sus manos, terminarán por iniciar una cadena de odio e inconformidades que, de no ser atendidas, pueden llegar incluso a un levantamiento armado. De hecho, el juicio que la historia está haciendo sobre AMLO es el reflejo de una vida disciplinada, honesta y encaminada a la virtud.
Eso debe servirnos como una gran lección, como ejemplo de un futuro que podemos llegar a tener, sino damos ese cambio de conciencia que tanto nos ha mencionado AMLO. Una lección que nos ayude a mejorar y poner atención a los pequeños detales que muchas veces por arrogancia, dejamos a la deriva y sin respuesta.