Por Carmen Vizzuett Resendiz

El insulto, el presidio y la amenaza de muerte no pueden impedir que el utopista sueñe…” Ricardo Flores Magón.

Recuperemos la esperanza es un ejercicio de análisis con visos filosóficos, estéticos y éticos donde las plumas discurren observando la realidad actual y haciendo lo público propio.

Un espacio de confluencia de ideas que transitan en la comprensión de la realidad desde un sentido humanista, vertiendo ideas contrapuestas a modelos ideológicos que hasta hace poco eran preponderantes, y privilegiaban el individualismo y la acumulación de la riqueza por encima de la colectividad y el muy legitimo derecho de la búsqueda de la felicidad para todos.

Representa también un vistazo a esa búsqueda de información congruente y exacta desde el libre pensamiento, eso que a veces no se observa, pero representa una buena parte del interés general, soslayado por la inmediatez estruendosa de la información sensacionalista que no da cabida al análisis profundo.

Es una provocación, un reto a la inteligencia que invita al contraste de ideas y ayuda a hacer política; así donde la voz de todos y la voz de cualquiera se cruzan en una perspectiva horizontal para el desarrollo del pensamiento crítico.

Así que sin más entremos en materia: el pasado 30 de julio, el partido movimiento que hoy encabeza el ejercicio de la vida pública en México, celebró su segunda Consulta-Asamblea para la construcción del Proyecto de Nación 2024-2030. Con el modelo de educación popular y democracia plena, se invita a cualquiera a participar en la agenda que tendrá sin lugar a dudas el próximo gobierno de México. De entrada, debe resaltar que en el Edificio de Enfrente dicha agenda esta siendo construida por José Ángel Gurria, para quien haya olvidado, el ángel de la dependencia y padre del Fobaproa. Punto para Morena.

Tuve la oportunidad de participar en ella, y pude percatarme de un fenómeno que cobra más y más relevancia al interior del movimiento. Esté hecho que denominaré: Violencia política en razón económica.

Es decir esa coacción que grupúsculos, caciques jugando a líderes, arribistas de otras ideologías, ex recién llegados que no hace mucho atacaban en movimiento, etcétera, ejercen sobre militantes que en estado de vulnerabilidad económica deben coartar su libre pensamiento, sentido crítico y capacidad de cuestionar; porque dependen económicamente de estos violentadores, o peor aún se encuentran engañados en el porvenir de una ilusión con la promesa de tener un empleo en la administración pública si se disciplinan y cumplen con todo mandatado por su violentador. Esto último puede prolongarse por tiempo indefinido, generalmente parando cuando el militante violentado cae a cuenta de que nunca tendrá el tan anhelado cargo público.

Es por esto que se hace tan necesaria la formación integral del militante morenista, para que evite caer en la trampa de los violentadores políticos en razón económica, que en una analogía son como la pareja controladora y violenta que somete a la contraparte a través del control económico; el militante violentado será incapaz de liberarse del violentador hasta contar con autonomía financiera y una formación política plena.

La primera premisa es más difícil de resolver, pero la segunda, depende de cada militante y se puede lograr con una extraordinaria herramienta institucional: Los círculos de estudio que organiza y acompaña el Instituto Nacional de Formación Política.

En un carácter de plena independencia de grupos, tribus, clanes y colectivos, son la mejor herramienta de acercar la educación popular a cada rincón de la Nación; con plena democracia y total neutralidad operan pie a tierra construyen la revolución de las conciencias. Nuestra única arma y también la mejor para continuar, profundizar y extender la Cuarta Transformación.

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