El triunfo de la maestra Delfina Gómez Álvarez nos enseñó…

Domingo 4 de junio de 2023, son las 7:30 am y muchos vecinos pertenecientes al municipio de Atizapán de Zaragoza, esperan a las afueras de las distintas casillas electorales ubicadas a lo largo de nuestro municipio, para contribuir a la construcción de la democracia participativa. Saben, que este día es diferente, es la parte más importante de la #BatallaMaestra, que definirá el rumbo de nuestro preciado #EstadoDeMéxico.

 Se respiran vientos de esperanza en nuestro municipio. Los vecinos de cada colonia popular saben que debe darse un cambio en beneficio de las familias de todos los estratos socio económicos. Es decir, se debe gobernar para todas y todos y no solamente para el sector más pudiente, como lo suele hacer todo gobierno de derecha.

 La votación crece en cada momento y pese a que un par de personajes son vistos repartiendo $500 a favor de la candidata de derecha, eso no impide que el pueblo bueno y sabio decida por voluntad, terminar con los casi 100 años de dictadura prianosaurica.

Un priismo rancio y descontinuado, que se acostumbró a lucrar con las necesidades sociales. Siempre tuvo los recursos a su alcance, con los cuales compró su voto duro. Un priismo que se acostumbro a existir con dinero y que, a partir de estos momentos, tendrá que comenzar sin recursos y tocando puertas (¿les suena?). Tratando recuperar la confianza perdida de la gente, a la que se dedicó a traicionar, durante sus casi 100 años de vida.

Una elección que no trata solo de enaltecer el protagonismo de una sola persona, ni mucho menos, para satisfacer el narcicismo erótico de cualquier personaje que, desde su apatía, suele criticar lo que no hace con su propia capacidad y pese a que, desde su zona de confort, suele escribir un tratado facebookero acerca de su apatía, sus palabras no tienen mucho eco en la ciudadanía.

Sin embargo, el pueblo bueno y sabio lo tiene muy presente: “ya es tiempo de que una nueva forma de gobernantes, lleguen a dirigir la vida pública de nuestro país”. Ya es tiempo, de que se dé un giro a la política nacional, para que el pueblo sea visto con respeto y dignidad. Ya es tiempo de que el humanismo mexicano, se adentre en lo mas profundo de nuestro pensamiento y con ello, la vida pública de México se ejerza con honestidad y lealtad al Tigre.

Y efectivamente, los resultados recientes nos dejaron claro que no se puede encubrir la simulación. Siempre debe haber disciplina en nuestras actividades y, sobre todo, lealtad a los principios y valores morales, que nos ayuden a mejorar nuestra calidad humana. Es parte del respeto que debemos tener hacia nosotros mismos, como una manera de valorar nuestros alcances y limitaciones.

Pero, ante todo, se debe valorar de aquellos que lucharon para que los resultados fueran triunfo. El pueblo bueno y sabio que siempre ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador y actualmente, ha derramado gotas de sudor, desde sus propias trincheras, para que el cambio se dé y vaya avanzando a o largo de todo el país.

Un cambio que empieza desde la base social, como las hormiguitas que, en fila, se organizan para construir su hormiguero y posterior a ello, se vuelven a organizar para llevar lo indispensable a su refugio.

Es decir, el triunfo fue producto de una colectividad estatal que se fortaleció con la voluntad de todos aquellos que se vieron inmersos en el proceso. Por lo cual, la moraleja aprendida es la unidad, ante todo; ya que, los pleitos internos solo terminan por entregarle en charola de plata, el triunfo a la derecha más rancia y podrida de nuestro país. Siempre se debe trabajar con honestidad y lealtad. Pensando en la ciudadanía como humanos que sienten, aman, ríen y no solamente, como fuentes de votos y acarreo.

Sin embargo, la moneda ya está en el aire y cada actor político sabrá trabajar de la manera que mejor le dicte su conciencia. Aunque, no debemos olvidar la altura política con la que Delfina Gómez Álvarez, nuestra nueva gobernadora, se comportó durante su campaña, frente a una Alejandra Del Moral violenta y con el cinismo más simple dibujado en su sonrisa burlesca.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *