El Monumento a la Revolución es una obra arquitectónica y un mausoleo dedicado a la conmemoración de la Revolución mexicana. Se encuentra ubicado en la Ciudad de México, en la Plaza de la República, cerca del Centro Histórico.

La construcción del monumento se inició en 1910, durante el gobierno de Porfirio Díaz, como parte del proyecto para la construcción del Palacio Legislativo Federal. El arquitecto francés Émile Bénard fue el encargado del diseño, que se inspiró en la arquitectura neoclásica.

La Revolución mexicana interrumpió la construcción del Palacio Legislativo, que quedó inconcluso. En 1925, el presidente Plutarco Elías Calles encargó al arquitecto Carlos Obregón Santacilia la transformación del edificio en un monumento a la Revolución.

Obregón Santacilia mantuvo la estructura original del edificio, pero le añadió una cúpula de acero y concreto de 67 metros de altura. También agregó cuatro grupos escultóricos en las esquinas del monumento, que representan alegóricamente la Independencia, las Leyes de Reforma, las Leyes Agrarias y las Leyes Obreras.

El Monumento a la Revolución fue inaugurado en 1938. En 1982, el gobierno mexicano decretó que el monumento se convirtiera en un mausoleo para los héroes de la Revolución. En la actualidad, los restos de Francisco I. Madero, Francisco “Pancho” Villa, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas se encuentran enterrados en el monumento.

El Monumento a la Revolución es uno de los símbolos más emblemáticos de la Ciudad de México. Es un lugar de visita obligada para los turistas y los mexicanos, que acuden al monumento para rendir homenaje a los héroes de la Revolución.

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