La tragicomedia de la oposición
Alfredo Elizarraras
Hace apenas un par de días, veía una serie de entrevistas que Hernán Gómez, hacía al vox populi, referentes al tema de los libros de texto. Dicho tema, generó un tremendo revuelo en internet, debido a la embestida que Ricardo Salinas emprendió en sus varios de los noticieros, de su televisora. (Ricardo Salinas es dueño de TV Azteca)
Como contexto, cabe mencionar que Javier Alatorre, el presentador estrella en unos de los noticieros más importantes de dicha televisora, fue quien encabezó esta cruzada contra los nuevos libros de la SEP. Interesante, sobre todo porque, fue acompañada de adjetivos dignos de cualquier dictadura: “el virus comunista”.
Siendo lo anterior, el inicio de una tremenda campaña mediática de lo que a todas horas comenzó a resonar en todos los espacios estelares de la televisora. Sin embargo, más allá de los prejuicios, lo que más llamó la atención fue ver a Javier Alatorre, con los libros de texto, que, ni siquiera se habían repartido a los directivos de las escuelas y peor aún, como primicia en cadena nacional.
Una campaña que, de fondo, no veía por un interés colectivo real, al contrario, y como lo mencioné con antelación fue impulsada por el adeudo del magnate en Estados Unidos. Algo parecido a un berrinche que intentaba ejercer presión sobre el gobierno.
Regresando a las entrevistas de Hernán Gómez, fue irónico observar el tipo de respuestas que recibió en cada una de sus preguntas. Una mitad de entrevistados los abordó en Polanco y la otra, principalmente en el metro de la CDMX. Contextos diferentes y personas diferentes, respondiendo las mismas preguntas.
Si bien, es verdad que la mayoría de los entrevistados no tenían un dominio real acerca del tema, si respondían con honestidad: “no te puedo contestar a detalle, porque no los he visto, sin embargo, muchas veces sueltan rumores y los rumores solo son eso”, parafraseando a uno de los entrevistados. Mientras que otro bloque de entrevistados, pese a tener dominio sobre el tema, respondía con una línea discursiva conducida y sin una comprensión clara de su discurso: “los libros de texto son comunistas y no queremos que sigan en las aulas”, parafraseando a una persona entrevistada.
Ahora bien, más allá de culpar a unos y martirizar a otros, cabe mencionar la terrible manipulación que las cúpulas derechistas, han ejercido durante años. sobre su misma militancia. “Tú apréndete lo que te digan Chumel Torres o Loret de Mola y no razones sus palabras”, solo difunde esa información y no pienses. Solo repite lo que dice nuestra doctrina.
Sin embargo, esa misma manipulación fue la que la derecha mantuvo sobre nosotros durante años. ¿Quieres un aumento salarial? Disfraza a Carlos Salinas de chupacabras. ¿Hay manifestación en San Salvador Atenco? Esconde la nota y echa a andar una buena novela o un reality show. Si bien, el pueblo comenzó a politizarse, la militancia derechista, fue la única que quiso quedarse atenida al pensamiento de Chumel Torres, para tener ideas propias.
Es entendible porque a la politización social, la comenzaron a llamar polarización. Simplemente, como bien lo dijo AMLO: “el pueblo bueno y sabio, al estar atento a su gobierno, ya no se dejaría como antes de quienes se quieren pasar de listos”. Un pueblo politizado, no le conviene a un político vicioso ni mucho menos, corrompido por el poder.
Es por lo anterior, que debemos seguir informándonos por todos los espacios, simplemente para las exigencias que tengamos, ante nuestros representantes populares. Ya que, es indispensable que comience una nueva forma de hacer política y esa debe hacerse, mediante la honestidad y el vínculo con el pueblo bueno y sabio.