La politización social en tiempos de fraude

Alfredo Elizarraras

Si bien, he tratado el tema de la politización social en otras ocasiones, me parece de suma importancia recapitularlo; ya que, debido al contexto histórico en el cual nos encontramos, “la politización” es el pan de cada día de la mayoría de la sociedad mexicana. Lo anterior, debido a la voluntad de un hombre que siempre buscó el poder popular, como aquel vehículo indispensable para alcanzar la justicia social.

Recuerdos muy coloridos, llegan a mi mente, desde aquellas épocas que muchos prianistas melancólicos consideran, como la “época de oro de nuestro país”. No por una gobernabilidad justa para todos, más bien, porque fue en esos instantes en los que el pueblo aún (según ellos) era manipulable y desde su perspectiva más simple, podían manejarlo con una telenovela o un espectáculo vano que les permitiera aprobar leyes y reformas a su antojo.

Aunque, la realidad es que los medios de comunicación aún no estaban tan avanzados y los sectores sociales seguían separados unos de otros. Mientras en un pueblo se robaban los terrenos de una comunidad para poner una empresa multinacional, en otra colonia, el nivel de asesinatos incrementaba debido a los tratos y negociaciones que un gobierno de derecha hacia con los malhechores. Sin embargo, en ambos casos coincidían que se daba un terrible terrorismo psicológico y una fuerte represión social, para que las inconformidades sociales se mantuvieran en silencio.

Irónico pero verdadero, que quienes ahora se quejan “de la dictadura de AMLO”, sean los mismos que aplaudían las terribles represiones como la de 1968 o Aguas Blancas”. Para ellos, un buen gobierno siempre ha significado que todos sus cuates y familiares, se encuentren en las nóminas de gobierno, sea haciendo el avionazo o bien, engordando sus bolsillos, para garantizarse un retiro tranquilo y sin preocupaciones.

El caso más inmediato lo vimos con Vicente Fox, cuando, molesto por que lo despojaron de su pensión vitalicia, despotricó contra los programas sociales, llamando flojos a los adultos mayores por el simple hecho de no trabajar a su edad, mientras que por otro lado, pregonaba a todo pulmón que los ex presidentes bien merecida tenían su pensión vitalicia, ya que, de no ser así, se veían obligados a portarse mal, debido a que sus gastos en hospitales particulares eran tantos, que se quedaban pobres de solo pensar en ello.

Si bien, en estos momentos eso significa una ridiculez, en la época de la dictadura prianista, ellos hacían toda una campaña mediática para justificar esa pensión vitalicia. Ayudados no solamente por diversos personajes del ámbito, también usando spots de radio, revistas, periódicos y todo lo que les diera difusión. Mientras que los incrementos al salario mínimo eran por debajo del 1%. Una idea cruenta y perversa que se les hizo costumbre

Un pueblo empobrecido y al mismo tiempo asustado por la delincuencia y sus campañas de pánico, siempre fue más manejable y fácilmente controlable. Lo que significó ver como los comentaristas deportivos a fines al prianismo y todo aquel intelectual orgánico de ocasión, fomentaban la apatía social y el desinterés por los asuntos de la vida pública de su país. ¿Cuántas veces no tuvimos la ocasión de verlos expresar en transmisiones en vivo que los asuntos del gobierno eran exclusivos de los políticos y no de la gente común?”. Es decir, la apolitización social era su objetivo principal y sino lo conseguían a través del discurso, si la forzaban mediante el terrorismo psicológico de violencia.

En pocas palabras, un pueblo apático de sus gobernantes le permitía al político corrupto robar y hacer negocio con todo aquello que pudiese, sin importar la salud o bienestar del pueblo.

Áreas verdes privatizadas, el cártel inmobiliario, FOBAPROA, fraudes electorales, asesinatos y persecución de activistas sociales, despojo de tierras, inflación provocada, gasolinazos, dictadura partidista y en sí, toda aquella problemática heredada desde las épocas prianistas, hasta la fecha. Sin embargo, esa herencia moral también permeó en la mente y actitudes de aquellos políticos que crecieron bajo esas enseñanzas. Personajes a quienes no les importa traicionar a su presidente, con tal de mantener como aviadores a sus familiares dentro de una administración pública, individuos que un día son morenistas y al siguiente se vuelven prianistas y en general, personalidades que, sin saber el verdadero significado de la justicia social, solo buscan llegar al poder, para poner en práctica las enseñanzas de sus amos prianistas.

De lo anterior, solo cabe mencionar que mientras haya un pueblo consciente de las acciones de su gobierno, será menos susceptible a la manipulación mediática y al acarreo político de la derecha neoliberal. Ante ello, la importancia de nutrir la mente social y el consciente colectivo, con análisis político y una conciencia nacionalista que ayude a gestar el amor por el pueblo y los actos de justicia social.

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