Por: Fernando Lira Flores *

EL LIDERAZGO DE LOS PADRES DE FAMILIA ANTE LA GENERACIÓN DE CRISTAL

Hoy, en este artículo del Ser y la Nada, les saludo, y espero y deseo que se encuentren bien.

Se nos ha hablado, -no solo en educación, sino en la vida cotidiana-, respecto de la famosa generación de cristal, como un cambio paradigmático generacional y de país. Sin embargo, ¿qué estamos haciendo de esta generación para que mejore tanto su calidad de vida como la del país?

Recordemos que la generación de cristal es un término estereotipado, que se utiliza para describir a la camada de jóvenes nacidos a partir de los años 90 hasta el 2010 aproximadamente, y forman muchos de ellos parte de la generación de los Millennials.

En esta generación se etiqueta a los jóvenes por una serie de características comunes que se les atribuyen como: la sensibilidad emocional, la necesidad de feedback constante y las altas expectativas. Sin embargo, es importante recordar que cada individuo es único y no debe ser marcado de acuerdo con su época.

Continuamos…

Este artículo de opinión, no pretende ser una guía experta, ni tampoco una receta, y mucho menos, un algoritmo o proceso que indique cómo debe tratarse o educarse a los niños y jóvenes de esta estirpe. Más bien, pretende ser un referente para los padres de familia, con relación a su comprensión y toma de decisiones personales respecto de la educación de ellos.

Por todo lo anterior, debemos considerar lo que algunos artículos, enumeran como características de esta generación y que se presentan, grosso modo, a continuación:

Sensibilidad emocional. Estos jóvenes tienden a ser más conscientes de sus emociones y las de los demás; y exponen sus sentimientos abiertamente, esperando que los demás lo hagan también.

Requieren constante retroalimentación. Debido a que ellos han crecido en un mundo plagado de tecnología, la cual les permite una comunicación inmediata, ellos demandan lo mismo, aunado a una retroalimentación rápida, constante y consistente de su desempeño, sea en su vida social, como en lo personal, familiar y laboral.

Altas expectativas. Ellos, poseen altas expectativas en cuanto a sus carreras, relaciones y calidad de vida. Esperan ser tratados con respeto y reconocimiento por sus logros.

Tolerancia ante la diversidad. Son de mente abierta y aceptación de la diversidad racial, étnica, orientación, preferencias sexuales y de género.

Pero, ante todo, poseen un fuerte sentido de propósito. Esta generación, busca un sentido de propósito y significado, tanto en sus carreras y vidas personales -como lo indica la logoterapia de Viktor Frankl-; y buscan trabajar y desarrollarse en organizaciones y empresas con una visión, las cuales, estén alineadas a sus valores, tanto personales como de su tiempo.

Una vez expuesto lo anterior, abordaremos el dilema del liderazgo de los padres; así como algunas sugerencias de actuación ante sus hijos nacidos en este período.

Recuérdese que, el liderazgo de los padres es fundamental en el desarrollo de los niños y jóvenes de cualquier generación. Por ello, a continuación, se presentan algunas ideas y sugerencias sobre cómo los padres deben comportarse, liderar y guiar de esta época.

Ante todo, los padres de familia deben fomentar la resiliencia emocional. En vez de sobreprotegerlos de la adversidad y el fracaso, es importante que se les enseñe a manejar y superar estos desafíos; debido a que ellos, requieren aprender a ser resilientes emocionalmente, y poder enfrentar situaciones complejas.

Por otra parte, los padres deben proporcionar un ambiente positivo y de apoyo. Ellos deben sentirse así en el hogar; y de los padres depende proporcionarles un ambiente de estabilidad y soporte, para que ellos puedan desarrollar la confianza en sí mismos.

Se deben establecer fronteras de comportamiento y actuación, claras y firmes. Necesitan -y no solo de esta generación-, que se les establezcan límites claros y consistentes, con la finalidad de aprender a ser responsables, lograr su autonomía y emancipación. Así los padres deben no solo establecer límites, sino que deben ser flexibles y adaptarse a sus necesidades individuales.

Se debe fomentar en ellos la independencia y la autonomía. Con la finalidad de guiar su camino y que ellos tomen las mejores decisiones.

Pero, ante todo, y más que nada, los padres deben ser un modelo positivo a seguir; debido a que estos niños y jóvenes aprenden mucho al observar el comportamiento de sus padres, y estos deben mostrar un comportamiento responsable y ético, que fomente valores como: la honestidad, la integridad, la empatía y la responsabilidad, entre otros.

Todo lo anterior permitirá guiar, apoyarles y ayudarlos a desarrollar todo su potencial.

Estimados lectores, les dejo con las siguientes cuestiones de reflexión.

¿Cuál es la actitud que debo tomar frente a esto que está pasando con mis hijos? ¿El liderazgo que ejerzo permitirá que mis hijos tengan expectativas reales y concretas para su futuro? ¿Estoy consciente de que esta generación nos está superando y moviendo a su antojo ante sus demandas? ¿Si en mi generación hubo firmeza al educarme, y yo estoy bien educado, deberé ser más firme con mis hijos para que ellos estén bien educados? ¿Qué debo hacer para apoyarme y apoyarles a salir avante?

Y como indicaba el filósofo Friedrich Nietzsche: “Quien tiene un por qué para vivir, es capaz de soportar casi cualquier cómo”

Hasta el siguiente comentario del Ser y la Nada.

*Administrador de Baldemart y Asociados S.C. y docente desde bachillerato hasta posgrados en diversas instituciones educativas públicas y privadas.

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