GESTIÓN DE RIESGO DE DESASTRES

Por Jesús Ascención V.

.– Mas allá de la Protección Civil. De desastre en desastre

Este pasado 12 de enero se cumplió 12 años del devastador terremoto en Haití, por lo que deseo compartir mis más profundos sentimientos al respecto.

El que escribe tuvo la oportunidad de apoyar siendo un joven de casi 16 años en el terremoto del Distrito Federal hoy CDMX, en 1985, en lo que fue el edificio que fue del Conalep en las calles de Alexander Von Humbolt y calle Iturbide, en el edificio de la Marina ubicado en calle Revillagigedo y Av. Independencia.

 Este suceso fue el impulsor para adentrarme en las acciones de apoyo a la población a través del servicio público en materia de protección civil.

Ya por el año 2010 se suscita el terremoto en Haití, siendo invitado a participar por algunos compañeros del medio de las emergencias.

En esa ocasión creí participar en el padre de los desastres contemporáneos, por la cantidad de decesos que se contabilizaban en ese momento y que era de 316,000 y el conteo continua.

Para el sismo de Septiembre 2017, nuevamente tuve la oportunidad de apoyar ahora en Av. Emiliano Zapata esq. calle Petén Col. Emperadores en la alcaldía Benito Juárez.

Pero más allá de contar mis aventuras, el motivo real de escribir estas líneas es ejemplificar en varios eventos del mismo tipo, que algo que tienen como características esos y muchos desastres, emergencias con múltiples víctimas, emergencias y urgencias cotidianas tienen, es lo que en recientes conceptos y definiciones es la ¨Construcción Social del Riesgo¨.

A grandes rasgos, esto quiere decir que la sociedad en su conjunto integrada por los sectores público, social y privado, son los reales responsables de los daños o pérdidas que se producen al paso de alguna amenaza que afecte a la población misma que se encuentra vulnerada.

Para muchos compañeros del medio de la Protección Civil que no coinciden conmigo les es difícil entenderlo, por tener arraigada esa política pública reactiva, emergencista, correctiva, en la que se encuentran.

Lo que es más que innegable es que tenemos que despertar a una nueva realidad a la cual debemos de dejar a la suerte, o responsabilizar a las fuertes lluvias, al sismo, al incendio, para parar a mejorar las condiciones de las construcciones, instalaciones eléctricas, de gas, elaborar los programas, simulacros, capacitaciones, para que en conjunto, tengamos mejores oportunidades de sobrevivir a cualquier suceso adverso, de ese tipo como los sismos y no pasar la vida de desastre en desastre.