El rincón de la Reflexión.

Por Alfredo Elizarraras

.- El neoliberalismo y su moral esclavizante

Hablar de neoliberalismo, es algo sumamente complejo, ya que, implica un modelo económico, en el cual, se busca como objetivo principal, el incremento del sector privado y la mínima participación del Estado, en la vida pública de un país. Ahora bien, quienes han aplicado este modelo, en sus gobiernos, son aquellos autodenominados como “gobiernos conservadores” (que, en sí, buscan preservar las tradiciones y costumbres del clero, frente a las libertades sociales y los derechos naturales del hombre), entre los cuales están: Margaret Thatcher, en Reino Unido; Ronald Reagan, en Estados Unidos; sin dejar de mencionar al principal promotor del neoliberalismo en nuestro país, Carlos Salinas de Gortari.

Si lo pensamos de una manera fría, el objetivo del neoliberalismo, frente al sujeto, es claro: “limitar su libertad de acción y, ante ello, hacerlo parte de un orden social vertical, en donde, siempre existe un capataz hacia arriba y la colectividad, los derechos sociales y la democracia participativa, se dejan de lado o en la parte más baja de la pirámide”. Es decir, “el neoliberalismo dota de poder al individuo y despoja de la decisión, a las colectividades”.

Sin embargo, capitalizar la vida, en su máxima expresión, nos lleva a una terrible crisis moral, en donde el individuo, al convertirse en un objeto de consumo, es despojado de su humanidad y esto significa, que todo aquello que de él derive, será factible para ser convertido en mercancía: “llámese pobreza, llámese ideología política, llámese arte, llámense tradiciones, etc”. 

Así es, la pobreza se convierte en un producto y todo aquello que se vea sucio, humilde o de una clase social baja, genera likes, vistas o material de contenido. En pocas palabras, el ser humano, es reducido a un objeto de experimentación y consumo.

Y peor aún, si de dicha mercantilización, la moral es reducida a un objeto de consumo y con ello, una nueva oleada de fobias y prejuicios, que más allá de otorgar salud y bienestar a la sociedad, la terminan enemistando y destruyendo desde adentro. 

Llámese el miedo a la pobreza, el miedo a la vejez o el miedo a la diferencia. Al final de cuentas, todo aquello que vaya en contra de la conservación de la tradición, será malo y repugnante y con ello, la educación que se deriva del constructo moral neoliberal, terminará repleto de propaganda discriminatoria y conductas autodestructivas.

Lo terrible de todo ello, es que dicha moral neoliberal, no es construida con las mejores bases morales de sus ideólogos u hombres sabios, dedicados a la meditación o la enseñanza de una vida trascendente. 

Por el contrario, son el reflejo de paradigmas psicológicos de un pequeño grupo social, que, siguiendo sus prejuicios mentales, tuvieron la gran idea de auto votarse, como las estrellas de Belén, en la enseñanza moral y las buenas costumbres. 

Es decir, la luz al final del túnel, que ilumina aquello que consideran bueno o malo, simplemente porque ASÍ LO DECIDIERON. 

Lo que le da, un toque más terrorífico al asunto., pero, sobre todo, les otorga más perversidad a los actos humanos. Perversión autodestructiva, por el simple hecho de provenir, de un momento de ira o desesperanza, antes que de un proceso de análisis meditativo de las cosas.  

Una moral que destruye la colectividad y se encamina a enaltecer al sujeto en lo individual. Siendo que, una moral autodestructiva y que constantemente esté en contra de los derechos humanos y la total búsqueda de la libertad, lejos de ser un avance para la preservación de la vida, se convierte en una limitante para la libertad y los actos. 

Porque, si los actos humanos se limitan al absurdo y se ponen dentro de una balanza mal equilibrada de justicia, estos terminarán por destruir la integridad moral, la espiritualidad humana y con ello, todo lo que la vida signifique, porque hasta este momento, la moral neoliberal, no solo limita los actos humanos, también los capitaliza y si hay algo en lo que se caracteriza el neoliberalismo, es lucrar con todo, llámese pobreza o llámese enfermedad, para ellos, el fin justifica los miedos y mientras haya ganancia, todo medio de obtención es válido, incluso si eso significa, lucrar con la vida.

Referencias

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. (s.f.). Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Obtenido de https://www.bcn.cl/historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Partido_Conservador

Lissardy, G. (26 de noviembre de 2021). BBC News. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59427703.amp

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